Obesidad Favorece el Desarrollo de Hipertensión Arterial
La presencia de obesidad también favorece el desarrollo de hipertensión. Cada ganancia de peso de tan sólo 5% aumenta la probabilidad de padecer hipertensión en 20% y 30%. Es decir, para una persona que pesa 80 kg, si incrementa 4 kg (que representa el 5% de su peso), el riesgo de que desarrolle hipertensión también aumenta. A continuación se describe la razón por la cual la obesidad favorece el desarrollo de esta enfermedad.
El aumento del tejido adiposo (grasa) provoca un incremento del flujo sanguíneo, que es necesario para satisfacer las demandas de oxígeno y nutrimentos de ese tejido. Entre mayor sea el contenido de los depósitos de grasa en el cuerpo, mayor será el aumento en el volumen de sangre.
La obesidad altera la arquitectura del corazón al aumentar el músculo del ventrículo izquierdo (hipertrofia ventricular) con la finalidad de incrementar la capacidad de este órgano para enviar la sangre a todo el organismo.
Como se comentó en el apartado de la diabetes, las personas con obesidad generalmente tienen una alteración en el metabolismo de la insulina. El aumento de la insulina, por medio de la activación del sistema nervioso simpático tiene dos efectos: en primer lugar estimula la reabsorción de sodio y agua en los riñones, aumentando el volumen sanguíneo. En segundo lugar estimula la vasoconstricción de las arterias, es decir, se reduce el diámetro de los vasos sanguíneos teniendo como resultado el aumento de la presión arterial.
Por cada 10 kg de peso perdido, la presión arterial se reduce entre 5 y 20 mmHg.
Los valores normales de la presión arterial oscilan entre 120 a 129 mmHg (presión sistólica) y de 80 a 84 mmHg (presión diastólica).
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