¿Qué es el hígado graso?
La enfermedad hepática grasa no alcohólica (NAFLD, por sus siglas en inglés) es un término genérico para múltiples y variadas alteraciones hepáticas que afectan a las personas que ingieren muy poco o nada de bebidas alcohólicas.
La alteración más simple consiste en el hígado graso o también llamada esteatosis hepática que se caracteriza por la gran acumulación de grasa en las células de este órgano. Este padecimiento puede evolucionar a estados más avanzados (esteatohepatitis) e irreversibles de daño hepático (cirrosis) (figura 1).1
¿Cuál es la prevalencia de hígado graso en México?
La frecuencia de hígado graso es mayor en personas con obesidad, se estima que alcanza una prevalencia de 70-100%, en cambio, la esteatohepatitis y la cirrosis se presenta en 20-25% y de 2-3%, respectivamente.2 Cabe señalar que el hígado graso se puede presentar hasta en 29% de las personas con peso normal. 3
En México se ha documentado que 26% de la población adulta padece hígado graso (basado en la prevalencia de obesidad y asumiendo que 80% de este grupo puede desarrollar esteatosis hepática).4
Síntomas del hígado graso
La mayoría de los pacientes no presentan síntomas, sin embargo, en algunos casos pueden presentarse fatiga o dolor en la zona superior derecha del abdomen. Otros síntomas incluyen: 1
- Distensión abdominal
- Palmas rojas
- Coloración amarillenta en la piel o en los ojos (ictericia)
¿Qué factores pueden favorecer el desarrollo de hígado graso?
Diversas enfermedades o alteraciones pueden aumentar el riesgo de padecer hígado graso: 1
- Colesterol y triglicéridos elevados
- Síndrome metabólico
- Obesidad
- Síndrome de ovario poliquístico
- Diabetes tipo 2
- Hipotiroidismo
Complicaciones del hígado graso
La principal complicación de la esteatosis hepática no alcohólica es la cirrosis, que es la cicatrización (fibrosis) en etapa terminal del hígado. La cirrosis se produce en respuesta al daño hepático. Mientras el hígado trata de detener la inflamación, produce áreas de cicatrización (fibrosis). Con una inflamación continua, la fibrosis se expande para apropiarse de cada vez más tejido hepático. Si el proceso no se detiene, la cirrosis puede producir: 1
- acumulación de líquido en el abdomen (ascitis)
- Hinchazón de las venas en el esófago (várices esofágicas) que pueden romperse y sangrar
- Desorientación, somnolencia y balbuceo (encefalopatía hepática)
- Cáncer de hígado
- Insuficiencia hepática en etapa terminal que significa que el hígado ha dejado de funcionar
Cabe señalar que cerca de 47% de los pacientes con hígado graso progresa a esteatohepatitis y de estos entre 25 y 50% pueden desarrollar fibrosis o cirrosis en un período de 8 a 13 años. Además, el pronóstico a diez años en pacientes con cirrosis relacionada con esteatosis hepática es muy pobre: 50% requiere trasplante hepático, 20% morirá de una causa relacionada con el hígado y 7% desarrollará cáncer de hígado (hepatocarcinoma) (figura 2). 5
¿Cuál es el impacto de la enfermedad hepática grasa no alcohólica?
Un estudio realizado en los Estados Unidos estimo que 18.2 millones de personas vivían con diabetes tipo 2 e hígado graso en 2020, de los cuales 6.4 millones padecía esteatohepatitis. El costo de los cuidados a la salud para las personas con diabetes tipo 2 y esteatohepatitis se estimó en casi 56 mil millones de dólares para los próximos 20 años y sería responsable de 65 mil trasplantes, 1.37 millones de muertes cardiovasculares relacionadas y 812 muertes relacionadas con el hígado.6 Además, la presencia de la enfermedad hepática grasa no alcohólica duplica el riesgo de padecer enfermedad renal crónica.6
Particularmente, en las mujeres con el síndrome de ovario poliquístico y exceso de testosterona (hiperandrogenismo) tienen tres veces más riesgo de padecer hígado graso. 6
¿Cómo puedo prevenir el hígado graso?
- Sigue una alimentación sana que incluya:1,7
- Frutas, verduras, leguminosas (fríjoles, lentejas, habas o alubias), frutos secos y cereales integrales (maíz, mijo, avena, trigo o arroz moreno no procesados)
- Al menos 400 g (cinco raciones) de frutas y verduras al día, excepto papas
- Consume menos de 50 gramos de azúcar al día. Esta cantidad se refiere no sólo a la azúcar de mesa sino también a la contenida en refrescos, jugos, aguas de sabor, postres, pan dulce, galletas, mermeladas, miel, etc.
- Limita el consumo de grasa a menos del 30% del consumo calórico diario. Prefiere grasa insaturadas, presentes en pescados, aguacates, almendras, cacahuates, pistaches, nueces y en los aceites de girasol, soja, canola y oliva.
- Consume menos de 5 gramos de sal al día (alrededor de 1 cdita. al día)
- Mantén un peso saludable. Si tienes sobrepeso u obesidad, reduce la cantidad de calorías que consumes a diario y aumenta la cantidad de ejercicios. Si ya tienes un peso saludable, trabaja para mantenerlo a través de una alimentación saludable y ejercicio.
- Realiza ejercicio. Haz ejercicios la mayoría de los días de la semana. Si no has estado activo en los últimos tiempos, primero pide al médico que te dé su aprobación.
¿En qué consiste el tratamiento de la enfermedad hepática grasa no alcohólica?
El tratamiento de la enfermedad hepática grasa no alcohólica se puede dividir en la intervención no farmacológica y farmacológica. La primera consiste en tratar tanto el padecimiento hepático como las condiciones metabólicas asociadas como obesidad, diabetes tipo 2, aumento de colesterol y triglicéridos, mediante las modificaciones en el estilo de vida, esto es, lograr una modesta reducción de peso si se padece obesidad o sobrepeso por una dieta baja en energía en conjunto con un aumento en la actividad física. Por ejemplo, la disminución del 10% del peso inicial se asoció con una remisión de la enfermedad hepática en 97% de los pacientes y reduce la fibrosis en 45%. La dieta baja en azúcares es benéfica en casos de diabetes o resistencia a la insulina, pero las dietas bajas en grasa podrían ser más conveniente en las personas con colesterol elevado. También se recomienda que se eviten los alimentos altos en azúcares, así como los alimentos ricos en ácidos grasos trans (cuadro 1).8
De igual forma, se ha demostrado el beneficio del ejercicio en la reducción del contenido de grasa en el hígado y tanto el ejercicio aeróbico como el de resistencia mejoran la sensibilidad a la insulina, ayudan a reducir no solo la grasa corporal (obesidad), sino también el contenido de grasa hepática y grasa visceral y el principal marcador de control de la glucosa en los pacientes con diabetes tipo 2 (hemoglobina glucosilada).8
Intervención farmacológica
Además de lo mencionado en la intervención no farmacológica, el tratamiento farmacológico está enfocado en reducir la inflamación hepática, el daño en el hígado, corregir la resistencia a la insulina y tener efectos antifibróticos. Dentro de los medicamentos que se han estudiado para la enfermedad hepática grasa no alcohólica destaca la pioglitazona reduce la actividad inflamatoria y posiblemente la fibrosis, aunque el aumento de peso es el evento adverso más frecuente. La vitamina E puede utilizarse en pacientes con enfermedad hepática grasa no alcohólica sin diabetes ni cirrosis.8 La liraglutida también reduce la cantidad de grasa hepática, mejora la función hepática, la hemoglobina glucosilada y es efectiva en resolver la esteatohepatitis y la reducción del peso corporal.9
Las terapias antioxidantes representan una opción razonable, preventiva y terapéutica, ya que el estrés oxidativo inducido por las grasas (ácidos grasos libres) y la resistencia a la insulina son fundamentales para la generación y la perpetuación del daño en la enfermedad hepática grasa no alcohólica. El efecto antioxidante del complejo silibina, fosfatidilcolina y ácido alfa lipoico evita la formación de radicales libres y en los ensayos clínicos se ha demostrado una mejoría en la histología, los marcadores de fibrosis y el perfil metabólico, sobre todo en los pacientes con diabetes tipo 2 e intolerancia a los azúcares (hidratos de carbono).8
Cuadro 1. Alimentos ricos en ácidos grasos trans y azúcares | ||
Alimentos ricos en ácidos grasos trans | Alimentos ricos en azúcares | |
|
|
Fuente: Las grasas trans representan un doble problema para la salud cardiaca. Clínica Mayo [Internet] USA; c2022 [Actualizado 23 Abr 2022; Citado 20 Dic 2022]. [aprox. 1 pantalla]. Disponible en: https://bit.ly/3V8u8cd
Referencias
- Enfermedad hepática grasa no alcohólica. Clínica Mayo [Internet] USA; c2018 [Actualizado Mar 7 2018; Citado 18 Dic 2018]. [aprox. 1 pantalla]. Disponible en: goo.gl/kE9TxM
- López VJA, Castro TIG, Chávez TN, y cols. Obesidad y esteatohepatitis no alcohólica. En: Méndez-Sánchez N, Esquivel U. editores. Obesidad. Conceptos clínicos y terapéuticos. México: McGraw-Hill; 2013. pp. 151-159.
- El-Kader SMA, El-Den AEMS. Non-alcoholic fatty liver disease: the diagnosis and manegement. World J Hepatol. 2015;7(6):846-858.
- López-Velázquez JA, Silva-Vidal KV, y cols. Prevalence of nonalcoholic fatty liver disease in the Americas. Ann Hepatol. 2014;13(2):166-178.
- Moore JB. Non-alcoholic fatty liver disease: the hepatic consequence of obesity and the metabolic syndrome. Proc Nutr Soc. 2010;69(2):211-20.
- Cusi K, Isaacs S, Barb D, et al. American Association of Clinical Endocrinology Clinical Practice Guidelines for the diagnosis and management of non alcoholic fatty liver disease in primare care and endocrinology clinical settings. Endocr Pract. 2022;28:528-562.
- Alimentación Sana. Organización Mundial de la Salud [Internet] Ginebra, Suiza; c2018 [Actualizado Ago 31 2018; Citado Dic 18 2018]. [aprox. 1 pantalla]. Disponible en: goo.gl/snFfGU
- Bernal-Reyes R, Castro-Narro G, Malé-Velázquez R, y cols. Consenso mexicano de la enfermedad por hígado graso no alcohólico. Rev Gastroenterol Mex. 2019;84(1):69-99.
- Blazina I, Selph S. Diabetes drugs for nonalcoholic fatty liver disease: a systematic review. Systematic Rev. 2019;8:295.