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Sugerencias prácticas para disminuir el consumo de azúcares

La mayoría de las personas consumen más azúcar de lo recomendado y de lo que en realidad es saludable. El azúcar que se agrega a los alimentos solo proporciona energía y cuando se consume en exceso es dañina para la salud. Varios alimentos como la fruta y la leche contienen azúcar de forma natural; este tipo de azúcar, a diferencia de la agregada, no representa un problema para la salud y además está acompañada de otras vitaminas y minerales.1

El azúcar que se consume en exceso proviene principalmente de refrescos y bebidas azucaradas, pero también es un ingrediente común de cereales, postres, golosinas y botanas. El azúcar agregada a los alimentos puede ser de diversos tipos y tener diferentes nombres científicos. En el cuadro 1 se presentan los distintos nombres que significan azúcar agregada a los alimentos.1

El azúcar que se consume en exceso proviene principalmente de refrescos y bebidas azucaradas.

En fechas recientes, los jarabes de alta fructosa (incluidos la miel de agave y el jarabe de maíz de alta fructosa) han sido reconocidos como dañinos para la salud aumentan el riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares (infarto al miocardio, presión alta, etc).1

Cuadro 1.  Nombres que significan azúcar agregada en los alimentos
Tipos de azúcares agregados

Jarabe: de fructosa, de maíz, de glucosa, de arroz, de agave

Azúcar: refinada, morena, de fruta, invertida, moscabado

Sacarosa: dextrosa, maltodextrina, sucrosa, fructosa, glucosa

Melaza, piloncillo, rapadura, caramelo

Almidón de maíz modificado

Almíbar de maíz de alta fructosa (AMAF) isoglucosa

Fuente: referencia 1.

Un comité de expertos convocado por la Secretaría de Salud, clasificó las bebidas en categorías de acuerdo con su contenido energético, valor nutricio y riesgos a la salud en una escala que clasifica las bebidas de las más a menos saludables. En el cuadro 2 se describen los niveles que pueden ayudar a mejorar la selección de las bebidas.

cuadro2

Por otra parte, en 2011, México tuvo el consumo per cápita más alto en el consumo de refrescos con un estimado de 163 litros al año. Esta situación es preocupante y aunque se clasifica dentro del grupo de alimentos con baja densidad de nutrimentos refleja parte de la occidentalización de nuestra alimentación que se caracteriza por el consumo de alimentos con elevado contenido en energía y alimentos ultraprocesados que se producen en masa.1 Además, de acuerdo con diversos investigadores, este consumo excesivo de refrescos se puede asociar con el desarrollo de diabetes por tres mecanismos:2

  • Rápido incremento de glucosa en la sangre seguido del aumento excesivo de insulina (hiperinsulinemia).
  • Ganancia de peso asociado con el aumento de consumo de bebidas que, a diferencia de los alimentos sólidos, no inhiben el hambre.
  • Incremento en el consumo de fructosa a partir de bebidas azucaradas y su asociación con la acumulación de grasa abdominal, lo cual puede incrementar el riesgo de diabetes.

En 2011, México tuvo el consumo per cápita más alto en el consumo de refrescos con un estimado de 163 litros al año.

Como parte de las estrategias del gobierno mexicano para reducir el consumo de bebidas azucaradas, en septiembre de 2013, se añadió un impuesto de 9% al precio, específicamente 1 peso por litro a las bebidas no alcohólicas con azúcar agregada. En ese año, el costo promedio de un litro de refresco era de 11.4 pesos. Además de este impuesto, la legislación también aprobó un impuesto de 8% a los productos con elevada densidad calórica, es decir aquellos que contienen >275 kcal por 100 gramos de producto. Estos impuestos han conducido a una disminución en la compra de bebidas azucaradas hasta en 12%. Otras investigaciones que han analizado el efecto de estas intervenciones han encontrado que el impuesto a los refrescos podría disminuir el consumo per cápita entre 16.7 a 25.4 litros al año, lo cual en el largo plazo podría asociarse con una reducción de 1-2% del peso corporal.2

La historia sobre el aumento en el consumo de bebidas azucaradas en México debería verse no sólo bajo una perspectiva fisiológica para evaluar los efectos deletéreos sino también desde una perspectiva histórica sobre cómo aconteció. El consumo de refrescos cambió la vida de la población en el sentido que proporcionó agua combinada con una fuente concentrada de energía y en otros casos se volvió parte de la vida diaria en las personas que no tienen acceso o cuentan con el servicio de agua potable.

 El refresco se volvió parte de la vida diaria en las personas que no tienen acceso o cuentan con el servicio de agua potable.

Finalmente, en el cuadro 3 se resumen una serie de recomendaciones prácticas para reducir el consumo de azúcares, incluidas las bebidas azucaradas.

Cuadro 3. Sugerencias prácticas para disminuir el consumo de azúcar
  • Reducir el consumo de azúcar de manera gradual
  • Disminuir el consumo de alimentos procesados o empacados, la mayoría contiene más azúcar que los alimentos preparados en casa
  • Consumir agua simple con las comidas
  • Reducir o eliminar el consumo de refrescos, jugos procesados, malteadas, frappés, que contienen gran cantidad de azúcar. Preferir la versión light y de manera ocasional
  • Reducir el consumo de jugos naturales y aguas de fruta; tienen un alto contenido de azúcar y por lo general pierden la mayor parte de fibra natural. Prefiera la fruta entera o en trozos.
  • Tomar café o té sin azúcar. De no ser posible usar
  •  con moderación edulcorantes artificiales
  • Consumir leche sin sabor baja en grasa
  • Preferir los cereales sin procesar como la avena o los cereales de caja sin azúcar. Evitar el consumo de cereales de caja para el desayuno, la mayoría tiene una gran cantidad de azúcar
  • Leer las etiquetas para conocer el contenido de azúcar de los productos. Una buena guía es elegir productos que tengan menos de 10 g de azúcar por cada 100 g de alimento (el azúcar tiene nombres alternativos como sacarosa, maltosa y dextrosa entre otros)

Fuente: referencia 1

Referencias

  1. Fernández-Gaxiola AC, Bonvecchio A, Rivera DJ. Disminuir el consumo de grasas y azúcares y sal. En: Bonvecchio AA, Fernández-Gaxiola AC, Plazas BM y cols. editores. Guías alimentarias y de actividad física en contexto de sobrepeso y obesidad en la población mexicana. México: Academia Nacional de Medicina; 2015. Pp. 85-96.
  2. Balcazar H, Pérez LAB. Sugar-Sweetened soda consumption in Mexico: the translation of accumulating evidence for an increasing diabetes risk in Mexican women. J Nutr. 2019;149(5):705-707.

Consulte a su Médico

Todo plan de reducción de peso deberá ser evaluado y aprobado por un profesional de la salud, consulte a su médico. La información de esta sección es con fines orientativos.